Tercera parte de la trilogía:

Los fantasmas del Tabor

De la colección: Historias de Tomás y María

miércoles, 29 de septiembre de 2010

CAPÍTULO 1, CARMEN

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No sé cómo tienes configurada la pantalla, pero si puedes ver 5 o más pájaros volando en la parte alta, podrás ver que en el margen derecho (tu derecha) están las distintas entradas que corresponden a los 16 capítulos y la introducción. Para acceder a cualquiera de ellos sólo tienes que hacer clic en el capítulo que te interese. No olvides la introducción.

Carmen corría por la pista de estacionamiento de aviones de la base aérea. Su larga cabellera rubia ondeaba al viento como una hermosa bandera dorada, y brillaba resplandeciente, alumbrada por el intenso Sol del verano hispalense, iba vestida con su ropa de pilotar y dispuesta para abordar uno de los cuatro FF-24, que estaban preparados con los depósitos llenos de combustible, y todo su armamento de combate. Apenas dos horas antes estaba comiendo con sus tres compañeros de guardia, que alzaban en su honor los vasos de agua, deseándole mucha felicidad en el día de su onomástica. Era el 16 de julio de 1936 y ella había cambiado su turno de guardia para poder celebrar en familia el día del Carmen, ya que su madre se llamaba igual que ella y, tradicionalmente, en esa fecha se reunía toda la familia para celebrarlo durante la cena. Ella estaba enamorada de su profesión y disfrutaba bombardeando y ametrallando, y se sentía feliz de haber conseguido la victoria en las muchas batallas en las que, a pesar de su juventud, ya había intervenido, pero aquella tarde le fastidió que la alarma sonase precisamente cuando faltaban quince minutos para terminar su guardia, aunque por suerte el turno siguiente se encontraba ya en la base, y si la cosa se complicaba, podrían acudir para ayudarlos. Cuando hubo subido al avión, se puso el cinturón de seguridad, y antes de colocarse el casco besó la punta de sus dedos y tocó levemente los mandos del FF-24, aquel compañero de trabajo con el que siempre había conseguido dar en el blanco, o más bien deberíamos decir dar en el rojo, ya que su objetivo era siempre el fuego, y más que piloto se consideraba, a sí misma, como un bombero forestal. Las siglas FF eran las iniciales de “fuego forestal” y ese era el enemigo al que combatían. Los cuatro aviones despegaron y cruzaron el río Betis dejando a su derecha la ciudad hispalense, donde la temperatura superaba los cuarenta grados centígrados en aquella calurosa tarde, en la que no sorprendió a nadie que sonase, la alarma en la base, indicando que el satélite de vigilancia medioambiental había detectado un incendio forestal. En menos de diez minutos estaban sobrevolando el parque natural de Los Alcornocales, un hermoso bosque de alcornoques situado en el extremo sur de la península ibérica. Habían localizado el incendio en las coordenadas que les había indicado el satélite. Una nube de humo se elevaba hacia en cielo, desplazándose rápidamente hacia el oeste debido al fuerte viento de levante que soplaba en la zona del estrecho de Non Plus Ultra. A pesar de la rapidez con que habían actuado, el frente de fuego se extendía por toda la ladera del monte, ayudado por el viento, en su imparable subida hacia la cresta. Carmen dio la orden para iniciar la maniobra de localización detallada.

- Atención escuadrilla, preparados para iniciar la maniobra de localización detallada en cinco segundos, cuatro, tres, dos, uno, ahora.

Dos de los cuatro aviones aminoraron su velocidad y se elevaron lentamente virando hacia el este, mientras que los otros dos, uno de los cuales era pilotado por ella, avanzaron hacia el frente de fuego rotando en el sentido de las agujas del reloj, 180 grados sobre sus respectivos ejes longitudinales, hasta colocarse en posición de vuelo invertido, entonces abrieron unas compuertas corredizas situadas detrás de las respectivas carlingas y, cuando se encontraron sobre el frente de fuego, dejaron caer sendos pequeños helicópteros, que inmediatamente pusieron en marcha sus motores. Los aviones, que los habían lanzado, completaban su rotación para abandonar la posición de vuelo invertido e iniciaban un giro hacia el este para reencontrarse con el resto de la escuadrilla.

El nombre FF-24 no se lo habían puesto porque fuese el número 24 de la serie de los FF, sino por su forma de trabajar, ya que podían hacerlo en cualquiera de las 24 horas del día aunque la visibilidad fuese nula para el piloto, bien porque fuese de noche o porque el objetivo estuviese completamente oculto por el humo, ya que los ojos del FF-24 estaban en un pequeño helicóptero robot, que llevaban en el interior de su fuselaje dispuesto para ser lanzado sobre la zona de ataque, y que gracias a sus distintas cámaras, de rayos infrarrojos para ver en la oscuridad, termográficas para distinguir las temperaturas de los distintos elementos enfocados, y de alta resolución con gran angular para poder captar amplias zonas del paisaje, permitían al piloto localizar perfectamente el objetivo e incluso ver su propio avión evolucionando sobre la zona de ataque.

Cuando los cuatro aviones se encontraron, las imágenes emitidas por los pequeños helicópteros aparecían ya sobre las pantallas de sus cuadros de mando, permitiendo a los pilotos estudiar la estrategia de ataque. Tras unos segundos de estudio Carmen decidió actuar de la forma que era habitual en estos casos y comunicó a sus compañeros las órdenes de ataque.

- Atacaremos desde el oeste lanzando, sobre el frente de fuego, una andanada de misiles extintores y enfriadores, luego los aviones 1 y 2 atacarán por el flanco sur y 3 y 4 por el norte, ametrallando la zona para eliminar los rescoldos.

Los misiles extintores producían una gran explosión que consumía el oxígeno y lograba apagar las llamas, mientras que los enfriadores producían una nube de amoniaco y otros productos, que al evaporarse absorbían una gran cantidad de calor y enfriaban el ambiente evitando que el fuego pudiese reactivarse.

Los cuatro aviones se lanzaron sobre el frente de fuego avanzando hacia el este, donde una gran muralla de humo se elevaba sobre el horizonte formando una inmensa pantalla que ocultaba todo el paisaje. Poco a poco los aviones iban separándose a medida que se acercaban al objetivo. En las pantallas de los cuadros de mando, aparecían las imágenes enviadas por las cámaras de los pequeños helicópteros robot. Carmen dio la orden para fijar las coordenadas de ataque.

- El frente de fuego es demasiado ancho. Habrá que lanzar dos andanadas, la primera en los extremos y la segunda en el centro.

Unos segundos más tarde los tres compañeros respondían a la orden de Carmen.

- Fijadas coordenadas del objetivo del avión número 2.

- Fijadas coordenadas del objetivo del avión número 3.

- Fijadas coordenadas del objetivo del avión número 4.

Inmediatamente, Carmen ordenó el disparo de la primera andanada.

- Fuego el 1.

Del ala izquierda de cada avión se desprendieron los respectivos proyectiles extintores, que avanzaron rápidamente hacia sus puntos previstos de impacto. Unos segundos más tarde, y de forma automática, se desprendían de las alas derechas de cada avión, los proyectiles enfriadores. Después los cuatro aviones empezaron a elevarse para realizar un amplio bucle en forma de elipse, hasta colocarse de nuevo en el punto desde el cual se había iniciado el ataque. Sobre las pantallas de los cuadros de mando aparecían las imágenes enviadas por los helicópteros robot, mostrando el éxito de la primera andanada. Carmen dio entonces la orden para el segundo ataque.

- Fijad coordenadas para la segunda andanada.

Todo sucedió como en el primer ataque, pero esta vez los aviones, después de lanzar sus proyectiles, en lugar de volver al punto de partida, cruzaron la nube de humo y se separaron, dirigiéndose dos de ellos hacia el extremo sur del frente de fuego y los otros hacia el norte. Cuando alcanzaron sus posiciones para el nuevo ataque, el fuerte viento de levante se había llevado la mayor parte del humo más allá de la cresta.

Desde la altura sólo se apreciaba una densa niebla que cubría la superficie quemada, pero las imágenes enviadas por los helicópteros mostraban claramente los puntos aislados que no se habían podido extinguir con los ataques iniciales. A la orden de Carmen, el avión número 2 se lanzó en vuelo bajo sobre el extremo norte del frente de fuego. Carmen, en vuelo casi rasante, atacó llevando su avión unos cien metros por detrás del número 2. Una maniobra similar se producía en el extremo sur.

A pesar de que la gran masa de humo inicial se había disipado, el humo que aún se desprendía de los restos de fuego hacía que el vuelo a baja altura resultase totalmente a ciegas.

Si en la primera fase la ayuda de los helicópteros había sido fundamental para que los proyectiles pudiesen impactar sobre los objetivos seleccionados, en esta segunda fase jugaban un papel primordial para garantizar la seguridad de los pilotos, ya que volaban a ciegas y debían tomar sus decisiones basándose en las imágenes que los helicópteros mandaban a sus paneles de control. Cada helicóptero apoyaba a dos aviones enviándoles las imágenes de ellos mismos sobrevolando la zona incendiada, para que pudiesen esquivar los obstáculos y ametrallar las partes que aún quedaban sin extinguir.

Durante casi medio minuto estuvieron volando en medio de una densa humareda que ni siquiera permitía a Carmen ver al avión que volaba delante de ella, pero en la pantalla de su panel de control, no sólo podía ver con perfecta nitidez a este avión, sino también al suyo, lo que le permitía disparar y maniobrar como si se tratase de un videojuego. De repente y a pesar de que ella seguía pulsando el disparador, el avión dejó de ametrallar, y de forma automática inició un viraje a estribor, mientras sonaba una alarma indicando que el piloto automático se había hecho cargo del mando para evitar la colisión con los otros aviones que habían sido detectados por el radar acercándose hacia ella de frente. En estos casos, el piloto avisado por la alarma podía recuperar el mando manual y realizar otra maniobra distinta, pero condicionándolo a que el resultado también pudiese evitar la colisión, o de lo contrario el control seguiría en poder del piloto automático, pero Carmen al igual que sus tres compañeros, dejó actuar al ordenador de abordo. El viraje a estribor fue acompañado de una suave subida que pronto los sacó de la nube de humo. Por encima de su cabeza el cielo estaba completamente azul, y a su izquierda pudo ver como se cruzaban con ella los dos aviones que venían de frente, luego intentó localizar al avión número 2, que volaba por encima de ella y a su derecha, pero el fuerte Sol la deslumbraba y, rápidamente, volvió la mirada sobre el panel de control para desconectar el piloto automático. Bajó el parasol de su casco y pudo ver al avión número dos, que, en ese momento, se interponía entre ella y el Sol, formando un bello contraluz donde todo el avión estaba oscuro y su silueta quedaba orlada por un halo de resplandeciente luz. Hubiese deseado hacer una foto para inmortalizar esa hermosa escena, pero en su trabajo no había sitio para ese tipo de distracciones. Transmitió a sus compañeros la orden de reagruparse sobre la ladera quemada, donde estaban los helicópteros robot.

Cuando los FF-24 hubieron recogido a los pequeños helicópteros, todavía permanecieron sobrevolando la zona y verificando los resultados obtenidos hasta que aparecieron en el horizonte las brigadas de mantenimiento, es decir, helicópteros que se encargaban de apagar los últimos rescoldos y vigilar que el fuego no se reactivase. Carmen dio entonces la orden de retirada:

- A todas las unidades: ya llega nuestro relevo, volvemos a la base.

Mientras regresaban a la base, los radares detectaron, al noroeste de la posición de la escuadrilla, la presencia de un objeto metálico que se mantenía estático, flotando en el aire. Carmen, que volaba en el extremo izquierdo de la formación, escudriñó el cielo tratando de buscar un helicóptero o un globo sonda, pero lo único que se apreciaba en el cielo, que estaba casi absolutamente despejado, era una pequeña nube blanca, que extrañamente estaba situada en el punto donde el radar detectaba la presencia del objeto, que debía estar oculto tras ella.

De repente, una luz multicolor apareció sobre el ala de babor del aparato que pilotaba Carmen. Para asegurarse de que no estaba sufriendo una alucinación, pidió a uno de sus compañeros que maniobrase y se situase a su izquierda para confirmar la existencia de esa luz. Mientras el avión que iba en cola de la formación maniobraba para acercarse, Carmen pudo ver cómo la luz se iba transformando en la imagen de un hombre, concretamente, la de su marido, que le dijo: “vuelve urgentemente a casa y no comentes esto con nadie.”


CÓMO SE HIZO LA NOVELA
LA HISTORIA DE ELOY
CAPÍTULO 1


Tomás preguntó a su hija:

- ¿Cómo quieres que sea el personaje que protagonice esta aventura?

- Quiero que sea como mamá, una mujer guapa, joven e inteligente.

- Belleza, juventud e inteligencia. Me parece que has elegido tres buenas cualidades. A primera vista, parecerían tres cualidades meramente corporales, pero si nos paramos a pensar, veremos que pueden estar muy relacionadas con la actitud anímica. Siempre se ha dicho que la cara es el espejo del alma. Una persona serena, paciente y comprensiva nos parecerá hermosa, pero si esa misma persona, en otro momento, se nos muestra agresiva e intransigente, nos parecerá desagradable. En cuanto a la juventud, aún siendo una gran cualidad que reporta múltiples beneficios al que la posee, no tiene ningún mérito. Se alcanza y se pierde de una forma irremisible, simplemente con el paso de los años, pero no hay que olvidar que también hay una edad para el alma, y esta edad no tiene porqué cambiar con el tiempo. Una actitud abierta, flexible y tolerante, hacen a un alma joven aunque esté encerrada en un cuerpo de más de ochenta años, y por supuesto que el caso contrario también se da. Por último, ¿quién es capaz de medir la inteligencia? Para mí, la persona más inteligente es aquella que logra encontrar en su vida más momentos de felicidad. Por tanto es cierto que las tres cualidades que has escogido están relacionadas con el alma, pero me gustaría que eligieses para el personaje algunas cualidades más, que estuviesen absolutamente ligadas al alma.

- Quiero que sea buena y valiente -respondió María

- Bondad y valentía son dos cualidades excelentes. Si antes te he dicho, que la persona más inteligente es aquella que logra encontrar en su vida más momentos de felicidad, ahora te digo que la persona más buena es aquella que logra dar más momentos de felicidad a los demás. En cuanto a la valentía te diré que hay que distinguir entre el valiente y el temerario, dos conceptos que mucha gente confunde. El temerario se arroja sin miedo al peligro. El valiente conoce el riesgo de su actuación y tiene miedo a las consecuencias negativas que pudieran derivarse de ello, pero acepta el riesgo porque desea conseguir, para sí o para otros, algo beneficioso. Dotaremos al personaje de estas características para que sea como mamá.

- Sí como ella. Y que se llame igual que ella.

- Hoy es el día de su santo. Te propongo que empecemos la aventura escribiendo su nombre. Así nos servirá de inspiración, y será para ella un regalo.

Naturalmente, María estuvo de acuerdo con la propuesta de su padre. Y él le volvió a preguntar:

- ¿Dónde quieres que ocurra la aventura?

- En Sevilla.

- ¿Cuándo quieres que ocurra? ¿Ahora, en el futuro o en el pasado?

- En el pasado. Hace cincuenta años.

- Hoy es 16 de julio. Precisamente dentro de dos días hará cincuenta años, del comienzo en España de una guerra civil. No me parece el marco más adecuado para iniciar nuestra aventura. ¿Te importaría que iniciásemos nuestra aventura en otra fecha?

- ¿Por qué tenemos que cambiar la fecha? Si en ese momento había una guerra, nosotros podemos cambiar la historia y hacer que haya paz.

- Me parece una buena idea. Haremos que nuestra aventura se desarrolle en un mundo ideal donde siempre haya habido paz.

Por último le preguntó:

- ¿Qué tema te gustaría tratar en nuestra aventura?

Como era habitual durante el verano, los medios de comunicación dedicaban una especial atención a los incendios forestales, y María estaba muy sensibilizada respecto a ese tema.

- Me gustaría que la protagonista se dedicase, con su avión, a luchar contra los incendios forestales. Que tuviese un avión moderno y potente para poder apagarlos.

En la última década del siglo XX, un ingeniero europeo, ya desaparecido, tuvo la utópica idea de utilizar proyectiles con carga extintora para luchar contra los incendios forestales. La carga extintora, o algo muy similar a base de líquidos que absorben gran cantidad de calor al evaporarse, ya estaba comercializada, con el nombre Bompet, por una empresa japonesa. Los satélites capaces de detectar los incendios en su fase inicial ya estaban en órbita, y los aviones capaces de llegar hasta el incendio antes de que éste se hiciese incontrolable, ya estaban funcionando, aunque tanto estos como los otros, eran utilizados para otros fines. No pudiendo desarrollar en la Comunidad Europea la idea de usar el sofisticado armamento militar con fines pacíficos. Propuso su proyecto, cuyo nombre era PACIFIC (Plan de Acción Contra Incendios Forestales Inter-Comunitario) a los Estados Unidos, proponiéndolo para un programa de promoción de la investigación auspiciado por una fundación americana que estaba liderada por un ex presidente. Las posibilidades de que aquel proyecto fuese admitido eran muy pequeñas, y él lo sabía, pero quería exponer su idea a un país que tuviese los medios para desarrollarla, si no entonces quizás en el futuro, aunque él no participase en el proyecto o ni siquiera llegase a verlo realizado. Pero al igual que Julio Verne escribió su novela “Viaje a la Luna” en un momento en que esa idea era absolutamente irrealizable, y en el siglo siguiente se hizo realidad. ¿Por qué no pensar que la idea plasmada en este capítulo pueda hacerse realidad dentro de algunos años?

Tomás y María quisieron que este capítulo sirviese como homenaje a aquel ingeniero desaparecido y un par de décadas después, pensaron que podría haber servido como aliento al grupo de investigadores europeos que al principio del siglo XXI trabajaba en el Proyecto COMETS, desarrollando robots voladores capaces de ver determinadas características de los incendios forestales y colaborar proporcionando datos a los equipos de extinción.

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