Tercera parte de la trilogía:

Los fantasmas del Tabor

De la colección: Historias de Tomás y María

domingo, 24 de octubre de 2010

CAPÍTULO 4, EL PRIMER FRACASO

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No sé cómo tienes configurada la pantalla, pero si puedes ver 5 o más pájaros volando en la parte alta, podrás ver que en el margen derecho (tu derecha) están las distintas entradas que corresponden a los 16 capítulos y la introducción. Para acceder a cualquiera de ellos sólo tienes que hacer clic en el capítulo que te interese. No olvides la introducción. El capítulo 1 está en septiembre.



Eloy tenía muy claro dónde y cuándo se habían inventado los hologramas, así que marcó las coordenadas temporales en el panel de control y, elevando su nave, saltó cien años atrás. El desplazamiento en el espacio no tuvo que ser tan grande, ya que el profesor C. García, inventor de los hologramas, tenía su laboratorio en Híspalis. Hubiese sido muy fácil matarlo y destruir su laboratorio, pero él no era un asesino. Además, entre las normas que había convenido con su esposa, estaba la de no matar a nadie. Decidió hablar con el profesor, aunque sin salir de la nave, esa era también una de las normas fundamentales que se había impuesto como medida de seguridad. Se presentó en forma de holograma que se plantó ante la puerta del laboratorio y gritó pidiendo que le abriesen.

־ ¡Profesor García, profesor García!

Unos segundos más tarde abrió la puerta una hermosa mujer. Eloy le preguntó por el profesor C. García y ella le contestó que su nombre era Carmen García y que seguramente era la persona a la que él buscaba, ya que efectivamente era profesora y allí no había ningún profesor que llevase su apellido. Eloy la puso al corriente de lo que iba a suceder y trató de convencerla para que abandonase sus trabajos, pero ella no tenía ninguna prueba de que Eloy estuviese diciendo la verdad, además el hecho de que se presentase en forma de holograma le garantizaba que su trabajos iban a tener éxito y le animaba, más aún, a seguir en su empeño. Dijo a Eloy que la solución no era impedir el descubrimiento de los hologramas sino evitar su uso inadecuado. Eloy le pidió que reconsiderase su postura porque si no le dejaba otra salida, tendría que matarla. Aunque estaba seguro de que eliminarla podría ser la forma más sencilla de solucionar el problema, su advertencia no era más que una amenaza, que por supuesto no pensaba cumplir, pero para demostrarle que podía hacerlo, lanzó un rayo láser sobre una maceta que había junto a la puerta, destruyéndola por completo. La profesora, cayó al suelo aturdida por la explosión, y le dijo:

־ De nada te serviría matarme, porque mi descubrimiento se ha publicado hace un año.

Después, se cubrió la cara con las manos pensando que él iba a volver a disparar. Entonces Eloy vio el anillo que ella llevaba y pudo comprobar que era el mismo que siempre llevaba su esposa, es decir que la profesora era una antepasada de Carmen, concretamente una de sus tatarabuelas. No podía matarla porque entonces nunca llegaría a nacer su esposa, así que decidió saltar un año más atrás. Una vez allí, trataría de impedir la publicación del descubrimiento y sabotear el laboratorio para que los hologramas nunca llegaran a desarrollarse.

Ofuscado y contrariado porque sus planes no salían como él tenía previsto, Eloy situó las coordenadas para saltar un año más atrás, pero no se dio cuenta de que en el momento del salto pasaba, cerca del laboratorio, un tren de levitación magnética, y el campo producido por éste provocó una interferencia en los controles de la nave, que la iba a hacer llegar a un tiempo muy anterior al previsto. Cuando Eloy llegó a lo que él creía un año atrás, pudo observar con desagradable sorpresa, que en lugar de la línea por donde había pasado el tren de levitación magnética, había una primitiva línea de ferrocarril, por la que circulaba una antigua, aunque por otro lado muy nueva, locomotora de vapor. Se dio cuenta entonces de que su plan había fallado y ya no podía hacer nada por salvar al mundo donde él había vivido, y donde todavía vivía su esposa, de ser destruido por una guerra nuclear. Deprimido por el fracaso decidió descansar y meditar tranquilamente sobre su situación durante unos días antes de dar ningún otro paso. No le seducía la idea de integrarse en un mundo completamente extraño, aunque por otro lado le hubiese resultado muy fácil, ya que el idioma que se hablaba en esa época era un punto intermedio entre el latín primitivo, que él había estudiado concienzudamente y por tanto dominaba a la perfección, y el latín que se hablaba en 1936. Además la posesión de un arma tan poderosa como el Ave Fénix le hubiese permitido convertirse en el soberano de las gentes de esa época, pero él no se sentía tentado por el poder, ni mucho menos por la riqueza. Él quería salvar al mundo de la destrucción pero no tenía ningún deseo de dominarlo. Su única ambición era poder vivir de una forma tranquila junto a su mujer. Tampoco le atraía la idea de convertirse en un turista de la historia y deambular con su nave dando saltos hacia el pasado. Por supuesto que no iba a abandonar la lucha por conseguir que su nave le llevase de vuelta al futuro, pero tenía que hacer algo para que su viaje al futuro no le llevase a un mundo destruido por una guerra atómica. Tenía muy claro que él no era un asesino, pero en la tormenta de ideas que bullía en su cerebro, tomaba cada vez más fuerza la de evitar el desarrollo de la energía nuclear incidiendo sobre aquello que había hecho posible el avance tecnológico de la humanidad, es decir, sobre Jesús, ya que él había sido el que había hecho posible la paz entre los hombres, y esa ausencia de guerras era la que había propiciado el progreso científico y tecnológico. Tal vez no fuese necesario eliminar de la historia a alguien que tanto beneficio iba a traer a la humanidad. Quizás fuese suficiente advertirlo del peligro que iba a suponer, en el futuro, el descubrimiento de los hologramas. Eso podría ser bastante para que él tomase las medidas adecuadas para defenderse.

Decidió viajar a la época en que había vivido Jesús. Sabía que él había celebrado la pascua en Jerusalén cuando tenía treinta y tres años, y eligió ese momento y ese lugar para encontrarlo. Los libros de historia reflejaban esa fecha porque fue entonces cuando Jesús, gracias a la oportuna intervención de su padre, se libró de morir apuñalado por un sicario al que habían contratado sus enemigos. Escudriñó las calles y plazas de Jerusalén, intentando encontrar un grupo de personas que estuviesen escuchando a Jesús, pero no tuvo suerte. Estaba cansado de buscar, cuando de pronto vio a un hombre que corría por una calle. Al llegar a una plaza, Eloy pudo verlo con claridad. Tenía la barba canosa y largo cabello blanco y se parecía mucho a las imágenes que él había visto de Jesús, pero evidentemente era un hombre de más de cincuenta años, y Eloy estaba seguro de no haberse equivocado al fijar las coordenadas. De todas formas, Eloy decidió presentarse ante aquel hombre, y por supuesto lo hizo en forma de holograma, y lo llamó Jesús. Aquel hombre, que estaba jadeando, se detuvo un momento y miró a Eloy con sorpresa. Luego intentó seguir su camino, pero Eloy volvió a hablarle preguntándole abiertamente si era Jesús, pero aquel hombre, que evidentemente no entendía el latín, le contestó en un idioma ininteligible para Eloy, y siguió su camino corriendo desesperadamente. Después de un día de intenso trabajo intentando, sin éxito, contactar con Jesús para comunicarle sus ideas, estaba cansado y deprimido. . Una tormenta de ideas azotaba su mente y cada vez tomaba más fuerza la idea de eliminar definitivamente a Jesús, o incluso la de matar a la madre de Jesús antes de que llegara a concebirlo, para de esa forma evitar su nacimiento. El cansancio ofuscaba su mente y le hacía tomar decisiones erróneas, tanto que llegó a convencerse de que eliminar a María iba a ser la única salida. Fijó, en el panel de control, las coordenadas para viajar a esa época, y se desplazó treinta y cinco años atrás, y viajó a Nazaret, ya que según la tradición, allí había sido concebido Jesús. Era un pueblo pequeño donde no le resultaría difícil encontrarla. Antes de dormirse proyectó la imagen holográfica de Carmen para irse a la cama y, como todas las noches, contemplarla mientras se iba quedando dormido. Esto le ayudaba a relajarse y recapacitar para tomar decisiones sobre lo que iba a hacer el día siguiente. Se quedó dormido contemplando la imagen de Carmen y esa noche soñó con ella. En su sueño su esposa le decía:

־ “Tú no eres un asesino, no debes matar a nadie, además no sabes cuales serían las consecuencias de esa actuación, podría ser peor el remedio que la enfermedad”.

A Carmen se le ocurrió la idea de que intentara contactar con un recaudador de impuestos, ya que ellos deberían conocer el latín para poder entenderse con los romanos. El recaudador podría servirle de intérprete, para conversar con María y advertirle del peligro que iba a suponer para su hijo el descubrimiento de los hologramas.

Al despertar contactó con el publicano que recaudaba los impuestos en Nazaret. Le preguntó por Joaquín y Ana, los padres de María. El recaudador le dijo que esa familia no vivía en Nazaret, pero que en la costa del mar de Galilea, en un lugar llamado Magdala, había unas personas llamadas así, a las que él conocía porque precisamente eran los vecinos del recaudador de aquel pueblo.



CÓMO SE HIZO LA NOVELA
LA HISTORIA DE ELOY
CAPÍTULO 4


Cuando Tomás y María se plantearon la redacción de este capítulo, tenían dos alternativas: que Eloy consiguiese el objetivo que se había propuesto o que fracasase en su intento de salvar al mundo.

Con la primera opción, se habría conseguido un rápido y bonito final feliz de la novela, pero Tomás y María, querían seguir inventando nuevas aventuras y escribiéndolas, y para ello no tenían más remedio que hacer fracasar a Eloy. Los lectores y el público, en caso de obras de teatro o películas, pueden admitir que el protagonista de la obra posea cualidades sobrenaturales, que vuele, que tenga vista de rayos X o que pueda viajar por el tiempo. Incluso disfrutan cuando se dan estos casos, y prueba de ello son la cantidad de obras que han tenido éxito gracias a esto, pero no suelen aceptar que el desarrollo de la narración carezca de lógica.

- Lo lógico -dijo Tomás-, sería que Eloy, tras fracasar en su intento por frenar el desarrollo de los hologramas, intentase evitar el avance de la energía nuclear, pero si tuviese éxito significaría el final de la novela, y eso no es lo que queremos.

- Pero tampoco quisiera que nuestro protagonista fuese un coleccionista de fracasos.

- Por eso haremos que el fracaso de Eloy no se deba a un error suyo, sino a un accidente debido a una interferencia externa ajena a su voluntad. Un campo producido por un tren de levitación magnética.

- Y ¿qué es un tren de levitación magnética?

- Un tren de levitación magnética, o maglev, es un tren suspendido en el aire por encima de una vía, siendo propulsado hacia adelante por medio de las fuerzas repulsivas y atractivas del magnetismo. La ausencia de contacto físico entre el carril y el tren hace que la única fricción sea la del aire. Por consiguiente, los trenes maglev pueden viajar a muy altas velocidades con un bajo nivel de ruido, pudiéndose llegar a alcanzar 650 km/h. Estas altas velocidades hacen que los maglev se conviertan en competidores directos del transporte aéreo. Como inconveniente, destaca el altísimo coste de la infraestructura necesaria para la vía y el sistema eléctrico, lo que ha limitado su uso comercial. Debido a que en la fuerza electromagnética el principal factor de diseño, y también del consumo, es el peso del tren, esta tecnología no es aplicable hoy al transporte de mercancías, lo cual limita enormemente el uso de la carísima infraestructura.

- ¿A qué tiempo y qué lugar llegaría el Ave Fénix después de ese accidente?

- Eso es lo de menos. En todas las novelas de aventuras, hay capítulos que son necesarios para conectar una aventura con otra, pero que sólo sirven como puente entre ellas.

- Si seguimos el orden lógico, después de los hologramas y la energía nuclear, Eloy debería ir en busca de Jesús.

- Eso es lo que hará pero va a encontrarse con la barrera del idioma. Es lógico que Eloy conozca el latín antiguo, pero Jesús es un carpintero de Galilea, y no va a poder entenderse con él. Se me antoja que este desencuentro entre dos personas que no pueden comunicarse, por hablar idiomas distintos, podría convertirse en el episodio de las tentaciones de Jesús, narradas por Mateo en el capítulo 4 de su evangelio. ¿Te lo imaginas?

Tomás leyó a María el citado episodio y luego le relató cómo podría haber sido el encuentro entre Jesús y Eloy.

“Eloy retrocedió varias semanas para buscar a Jesús en Galilea. Se encontró con Jesús en el desierto, pero Jesús no hablaba latín y a Eloy le resultaba muy difícil comunicarse con él. Intentó comunicarse mediante imágenes holográficas, y le mostró algunos alimentos que llevaba en su nave intentando compartir con él su comida y así empezar a ganarse su confianza, pero Jesús que estaba ayunando pensó que aquello era una tentación para que abandonase el ayuno. Luego proyectando su propia imagen, Eloy lo invitó a subir a la nave, cosa a la que Jesús accedió. Lo llevó a Jerusalén, a la parte más alta del Templo, pensando que quedaría impresionado y aceptaría acercarse a él e intentar comunicarse, pero Jesús le hablaba de forma muy clara, y aunque Eloy no podía entenderlo, notaba una actitud de desaprobación y rechazo. Volvió a llevarlo al desierto y tras intentar, en vano, comunicarse con él de todas las formas que se le ocurrían, lo abandonó.”

- No está mal, pero no veo la forma de conectarlo con el resto de la aventura. Me parece mejor, dejar este capítulo como puente, y hacer participar a Eloy en algunas de las muchas aventuras que se narran en la llamada “Historia Sagrada”.

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