Tercera parte de la trilogía:

Los fantasmas del Tabor

De la colección: Historias de Tomás y María

domingo, 28 de noviembre de 2010

CAPÍTULO 12, ELÍAS

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Avanzó Eloy cien años y se encontró con que, a la muerte de Salomón se había dividido el reino, quedando Jerusalén en el reino de Judá, donde habitaban las tribus de Judá y Benjamín, y el resto estaba en los territorios del norte, donde reinaba el rey Ajab. Era el año 874 antes de Cristo, y Eloy pensaba que todos los esfuerzos que había hecho a favor de los israelitas habían sido en balde, no sólo porque el reino de Salomón se hubiese dividido, sino porque su religión estaba a punto de perderse debido a que Jezabel, la esposa del rey Ajab, adoraba a otros dioses y estaba favoreciendo a sus sacerdotes, con lo que el pueblo se estaba desviando de la ley de Moisés.

Eloy estaba cansado de deambular por la historia de aquel pueblo, intentando ayudarlo y replanteándose constantemente la eficacia de sus actuaciones. Sufría pesadillas donde las opiniones de Carmen machacaban su conciencia como un martillo que golpea el yunque en la fragua. Echaba de menos a Moisés, es decir a Melchor, ya que era la única persona, aparte de Carmen, que conocía su secreto, y sentía la necesidad de ser sincero para encontrar un poco de paz en su camino. Estaba decidido a fijar las coordenadas de su nave para viajar al tiempo en que iba a nacer Jesús y encontrarse allí con su único amigo, según acordaron cuando se despidieron en el desierto del Sinaí, pero recapacitó y se dio cuenta de que las circunstancias por las que atravesaba el pueblo de Israel eran tan desastrosas, que los israelitas posiblemente desaparecerían antes de que pasasen los casi novecientos años que quedaban para llegar al momento en que se había citado con Moisés, y que posiblemente no nacería Jesús. Entonces decidió que tenía que volver a ayudar a los israelitas, pero esta vez no iba a hacerlo de una forma puntual, sino que debía integrarse con ellos de una forma patente, hasta el punto de pasar a formar parte de su historia, como hizo Melchor al convertirse en Moisés. El problema era que él no podía convertirse en un niño recién nacido, sino que tendría que irrumpir en la historia de aquel pueblo de una forma brusca, sin poder justificar nada sobre su pasado, ni su familia, ni siquiera sobre su tribu, por lo que le iba a ser muy difícil presentarse como un profeta, sin poder demostrar que era uno de ellos. Afortunadamente contaba con dos grandes ventajas: las armas de su nave y el haber estado allí antes, por lo que conocía que iban a padecer una gran sequía. No podía presentarse con el nombre de Eloy, porque el sonido de su nombre era casi igual que la exclamación Elohim que significa Dios mío y no podía pedirles que le llamasen Dios mío, así como Abram y Sarai, cambiaron sus nombres por los de Abrahán y Sara, él se hizo llamar Elías, que quiere decir “Yahvé es mi Dios”.

Se presentó ante el pueblo anunciándoles una gran sequía, y que esa era la forma en que Dios los castigaba por sus pecados. Al ver el pueblo que se cumplían sus presagios sobre el clima, empezaron a respetarlo. Retó a los sacerdotes de Baal para que hicieran ofrendas a su dios en el monte Carmelo, nombre que le había dado Eloy al monte donde realizó muchos de sus prodigios, en honor a Carmen. El reto era el siguiente: Los sacerdotes de Baal colocarían sus ofrendas sobre un altar en el que se había colocado leña seca, y su dios debía hacer que cayera fuego del cielo, para quemar las ofrendas. Había nubes en el cielo y era posible que un rayo cayese en la montaña y precisamente en el altar, pero por más que los sacerdotes de Baal estuvieron cantando y bailando, no consiguieron que el fuego bajase del cielo. Después pidió Elías que colocasen sus ofrendas sobre leña mojada e hizo rodear el altar de una zanja llena de agua. Y les dijo a los sacerdotes de Baal:

- Invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el de Yahvéh. El dios que responda con fuego, ése es el verdadero Dios.

Y todo el pueblo estuvo de acuerdo con esa propuesta.

El Ave Fénix estaba oculta tras la imagen holográfica de una nube, y en su interior Eloy controlaba la situación esperando la puesta de Sol, ya que sabía que ese era el momento en que iba a comenzar a llover. Justo antes de que el Sol se pusiese, hizo que la imagen de Elías se arrodillase para orar, y poco después disparó su láser contra las ofrendas, consiguiendo que éstas se incendiasen al instante. Unos minutos más tarde comenzaba a llover. El pueblo, maravillado por el poder de Elías, se abalanzó sobre los sacerdotes de Baal y los mataron a todos. Elías había conseguido el respeto de los israelitas y estaba seguro de que, al igual que Moisés, iba a pasar a la historia como un gran profeta. Como quería ya viajar hasta la época en que iba a nacer Jesús, buscó a un hombre justo y sabio para que continuara su labor. Hizo que cambiase su nombre por el de Eliseo, que significa Dios es mi salud, y que empieza por las mismas letras que Elías para que quedase patente que era el seguidor de Elías, y después de trabajar juntos e instruirlo en lo que debía de hacer cuando él se fuera, se despidió de Eliseo y partió en su nave, que hizo aparecer ante Eliseo como un fulgurante carro de fuego.




CÓMO SE HIZO LA NOVELA
LA HISTORIA DE ELOY
CAPÍTULO 12


María comentó a su padre:

- Si Jesús era llamado “Hijo de David” y ya hemos hablado de este rey tan importante, ¿por qué no vamos directamente a la época de Jesús? ¿por qué nos detenemos en la época del rey Ajab? ¿qué importancia tiene este rey?

- El importante no es el rey sino Elías, que es el principal protagonista de nuestra novela y que precisamente aparece en este momento de la historia del pueblo hebreo. Concretamente en el capítulo 17 del primer libro de los Reyes. Fueron muchos los prodigios que obró Elías, y están narrados en la Biblia, al final del primer libro de los reyes y principio del segundo, pero de entre todos hemos destacado, aquí, el que hizo cuando sabía que la sequía estaba a punto de terminar. 1 Reyes 18 (21-40).

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